lunes, 28 de noviembre de 2011

Denuncias contra profesor acusado de pornografía

Todos los días, el profesor de matemáticas y coordinador de disciplina del colegio El Escorial, Diego Alejandro Gutiérrez, llegaba a dictar sus clases normalmente, como lo había hecho durante siete años.
Por alguna extraña razón, solía combinar su materia con charlas acerca de la antigua Grecia, para justificar que la desnudez y la homosexualidad eran normales desde aquella época.
Pero mientras elucubraba sobre el tema, su mente perversa iba seleccionando entre sus estudiantes a los que mostraban interés en la charla y aquellos que, a su juicio, presentaban condiciones de vulnerabilidad económica y familiar.
A ellos los llevaba a una vivienda en la que, junto con su cómplice, José Alfredo Corredor Pisco -no trabajaba en El Escorial, pero también era docente- abusaba de los menores. Incluso, les ofrecían entre 40.000 y 80.000 pesos con el fin de que se prestaran para tener relaciones sexuales.
Todo empezó a descubrirse el pasado 20 de octubre cuando a las manos de la profesora Gina Sánchez, hija de la rectora de El Escorial, en Engativá, llegó un sobre de manila. La docente lo abrió, encontró un CD y lo puso en su computador. "Eran más de 30 archivos, entre fotos y videos, en los que aparecían los profesores Diego Gutiérrez y José Corredor sosteniendo encuentros sexuales con menores de entre 13 y 17 años, hoy en día ex alumnos del plantel", dijo un investigador de la Dijín.
En medio de la confusión, Gina Sánchez contó lo ocurrido a su mamá, María Fula, y decidieron poner aviso inmediato ante las autoridades.
Ese mismo día, la profesora se presentó a eso de las 2 p.m. en la oficina de Delitos Sexuales de la Dijín y mostró el CD. Un grupo de 32 investigadores asumió el caso.
Inicialmente, obtuvieron el permiso de la Fiscal 330 de la URI de Engativá para individualizar a los educadores.
De Gutiérrez se conoció que vivía en el barrio la Florida, de Engativá, con su mamá y unos hermanos y que hacía siete años trabajaba en El Escorial, donde llegó después de laborar en seis colegios más de Bogotá. De su cómplice, se supo que vivía en una casa de la Gaitana, en Suba, con un hermano, una cuñada y algunos sobrinos. Actualmente, el licenciado en literatura e idiomas estaba desempleado.
El primero de noviembre, un juez dictó las órdenes de captura contra los docentes, que se hicieron efectivas dos días después. La Dijín les incautó tres computadores, películas y revistas pornográficas y varias memorias USB.
Al día siguiente, el juez los envió a la Cárcel Modelo, no sin antes conocer una estremecedora revelación de Corredor: su abogado solicitó la casa por cárcel argumentando que su cliente tenía el virus del sida. Justamente en el hogar de Corredor se encontraron manuscritos en los que él manifestaba su rechazo hacia la enfermedad y una tutela que interpuso a una EPS para exigir un tratamiento. "Maldita enfermedad, estás acabando con mi vida", decía uno de los carteles.

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